WARM UP 2024: Un viaje por el sol
La propia denominación de este festival murciano es un perfecto reflejo de lo que allí acontece. Se trata de un calentamiento generalizado de público y bandas ante la masiva y cada vez más prolongada temporada de festivales que tienen su punto de encuentro y salida en el recinto de La Fica.
Una edición trufada de clásicos y nuevas promesas que abrieron el fantástico trío Mujeres, cuya pasión y ejecución no se cuestiona pero que si sería de agradecer verles en otro horario, e incluso en pases de madrugada, como el que disfrutaron el dúo Ladilla Rusa el último día de festival. Creo, sinceramente, que Mujeres puede levantar el público a esas horas con una propuesta más trabajada, solida y festivalera. Todo es probar.
Poco después del trío barcelonés, inauguraba el escenario principal la elegancia atemporal de Johnny Marr que finalizó con los primeros acordes del desbarre, en todos los sentidos de La La Love You.
Terminados estos, se presentaban (sin Erik ni Banin) la mítica banda granadina Los Planetas, quienes inauguraron por todo lo alto la serie de conciertos por el treinta aniversario de la publicación de su primer y referencial primer disco: “Súper 8”. Banda de otro tiempo que se ha sabido reinventar una y otra vez, y que ofreció de manera secuencial todas y cada una de las canciones de tan seminal disco noventero, que fue ganando en intensidad y emotividad. Sonidos noise de otra época, pero tan bien ejecutado, tan sentido que cuando llegó La Caja del Diablo tenía un festival absolutamente entregado. De regalo la magnífica David y Claudia y conclusión con Mi hermana pequeña. Delicioso.
Lástima el solape entre un brillante, desde el minuto uno Sen Senra y los salvajemente reivindicativos Sleaford Mods, quienes, polémicas aparte mostraron una fiereza extraordinaria a golpe de beats y reivindicaciones de clase en forma de escupitajos melódicos que revuelven y activan. Todo un lujo.
Con posterioridad, toda La Fica se paró para el concierto de Arde Bogotá. Recital sin más añadidos de una buena ejecución, un público absolutamente entregado, un sonido notable, una estética y pose perfectamente estudiada y una región entera a sus pies. Bien es cierto, que se podrá conectar más o menos con ellos, pero su fuente de energía hace vibrar considerablemente a los asistentes.
En lo poco que se pudo alternar con Arde Bogotá, emergió la figura de French 79 con una sesión tan elegante como potente. Como paso previo a la que pudo ser uno de los mejores conciertos del festival , desfilaron unas Ginebras abordando competentemente su discurso musical, sin mucha más algarabía ya que todo, absolutamente todo se lo quedó, lo exportó y se lo llevo Bomba Estéreo.
Los colombianos reventaron a la audiencia con su festival propio de música electrónica de raigambre latina. Un despliegue efectista pero embaucador de canciones, luces y una líder en pleno estado de gracia que soltaba de manera incansable hit tras hit. Deleite total para los sentidos.
La jornada se iba acabando, aún así la intensidad musical que puso Delaporte, hizo elevar el ritmo cardíaco y vital por su monolítica propuesta de bases de techno puras y unas letras que buscan epatar y transformar el espíritu y el ánimo a través de golpes de beats en el sistema nervioso. No conocen el riesgo, pero si conocen su capacidad de impacto y la explotan con notabilidad. Igual de notables que esa banda que, aunque ya se sabe de ella, dará mucho de hablar como son Morreo. Que presencia y elegancia.
La jornada del sábado comenzó con la perpetua verbena en la que se han convertido los conciertos de Sidonie que dibujaron sonrisas en el rostro de los congregados ante un intenso sol que saludó al antaño trío Black Lips. Ahora banda en perpetua transformación, que a pesar de un sonido no del todo acertado, repasaron toda su heterogénea carrera con solvencia y sobresaliente cierra gracias a Oh Katrina!.
Una vez concluida esta actuación, se preparó todo para la que quizás fuera la actuación más esperada de todo el festival (y más tras no haberse podido producir el año pasado): Viva Suecia. Bajo el marco del décimo aniversario de su primer disco, los murcianos subieron al escenario a un coro, sección de vientos, colaboraciones varias (Second, Rozalén) con la finalidad de potenciar la excelencia de unas canciones que quizás ganan más sin tanto artificio pero que se entiende al estar de celebración. Repaso sistémico a su carrera, con momentos de alta intensidad emocional y un publicó que abarrotó el recinto y el cual, lo abandonó tras la finalización del recital, perdiéndose la magia que desplegaron Editors.
Tom Smith y los suyos clavaron una actuación gracias a una selección de repertorio brutal, tan acertada como dinámica. Con una puesta en escena, en apariencia simple, pero que era capaz de transportarte a otras dimensiones tan solo con una instrumentación perfecta y una voz memorable.
Tras Shinova, los otros grandes protagonistas de la noche fueron The Blaze. Su set resulto épico gracias a la confluencia sensitiva que despliegan merced a su música y sus proyecciones. Un reguero electrónico de pasión y gozo. Un deleite.
A la finalización de estos, poco más destacable más allá de un escenario de perpetúa electrónica que acogía con los brazos abiertos a los irredentos festivaleros deseosos de exprimir una nueva edición de un festival para recordar.
Redacción: Juan A. Ruiz-Valdepeñas
(Foto de portada: Diego Jurado)