The Magnetic Fields en Madrid
La realidad es aplastante: The Magnetic Fields pueden tener una de las mejores y más bonitas colección de canciones de los últimos veinticinco años de la música popular con raigambre independiente. Canciones que, a modo de fragmentos vitales ideados por su líder Stephen Merritt, han pasado a formar parte de la cultura popular de cada uno de sus seguidores gracias a lo hipnótico de sus melodías y la lacerante, irónica e intensa sinceridad de sus letras.
Envolverse en sus canciones es un acto de amor inusitado por la música y su capacidad sanadora- Su extenso repertorio es un vibrante y vehículo de expresión de las emociones y sentimientos que uno percibe en su propio interior y que, gracias al pulso creativo de Merritt y los suyos han logrado musicalizar durante estos más de veinte años de carrera.
Por eso, perderse un concierto de ellos, es prácticamente un atentado al buen gusto. Sabes que no va agitar tu cuerpo con grandes y vibrantes descargas eléctricas, sino, más bien, se trata de hallar el reconfortante refugio para finalizar un lunes desangelado por su propia condición y por la de uno mismo en el que las canciones de The Magnetic Fields son propiciatorias para ello.
Durante una hora, The Magnetic Fields (con un Merritt apostado a la derecha del escenario e inerte ante su banda y el público) lograron parcialmente ofrecernos este terreno de comodidad musical en torno a un repertorio que iba subiendo de intensidad; que gozó de un público prácticamente intachable por su silencio, su respeto, su seguimiento, su vaporoso acompañamiento vocal de las canciones más relevante, intentando una especie de comunión grupal que lajera la gelidez ambiental existente.
A pesar de contar con el factor cancha a favor, ejecutar una hora de concierto notable con una cota de veinte minutos de concatenación de canciones (The Day the Politiciens Die, The Book of Love, Papa was a Rodeo, Drive On, Driver) brillantemente interpretadas, con sentimiento, intensidad y epatantes a la audiencia.
Tras estos sesenta minutos, dieron paso a un precipitado descenso donde languidez y desconexión se dieron de la mano merced a un despótico Stephen Merrit quien lideró unos últimos cuarenta minutos (con un precipitado bis de compromiso) que no dieron al traste por completo una actuación que, reitero tuvo grandes cotas, pero que estuvo marcada por una fuerte llanura, que, al igual que esas interminables etapas del Tour de Francia donde atraviesan el macizo central, contemplas grandes paisajes y épicos castillos pero, poco a poco te precipitan en un placentero sueño que se desdibuja en el frenético sprint de la victoria.
The Magnetic Fields son corredores de fondo, grandes clasicómanos capaces de encadenar victorias con aparente facilidad. Su repertorio es exquisito pero, en ocasiones no logran dar con el desarrollo adecuado. El concierto de Madrid fue una de ellas.
Redacción: Juan A. Ruiz-Valdepeñas