Sangre en el Garden. La brutal historia de los New York Knicks de los 90
Chris Herring
Contra
Recuerdo con prístina claridad el último partido de las finales de la NBA del año 1994. Se enfrentaban Houston Rockets y el equipo del que me había hecho fan años antes, tanto por mi atracción hacia la propia ciudad como por un cromo de un tal Kiki Vandeweghe, los New York Knicks (franquicia que, como dice un amigo, soy el único fan que queda en España).
En ese año no había internet y la diferencia horaria suponía un severo hándicap para un chaval que afrontaba su último año de la EGB, de tal manera, que la incertidumbre recorrió mi cuerpo por las primeras horas lectivas (teniendo a primera hora la temida Educación Física con una profesora que no tenía reparo alguno en fumarse un cigarro antes de la misma) hasta que en pleno recreo, fui a la sala de profesores para que el director del colegio, muy aficionado al baloncesto, me dijera algo del resultado final.
Cuando me lo comentó, mi pequeño corazoncito de aficionado español ubicado en un pequeño pueblo de la sierra madrileña se quebró en unos cuantos pedazos, al igual que a mi ídolo de ese equipo, John Starks, quien tuvo una serie de tiro desastrosa en ese séptimo y último partido que decantó el título hacia los Rockets.
Este recuerdo venía precedido de mi fascinación por un equipo que vi crecer a través de la revista NBA que se publicaba mensualmente y del casero resumen que se emitía en la Dos de Televisión Española a cargo del mítico Ramón Trecet. Mi fascinación por esa banda de rudos jugadores era tal que cuando vi que la exquisita Editorial Contra publicaba un libro sobre esa época, sonreí durante varios días (no exagero, fue así).
En los años 90, los New York Knicks fueron una fuerza dominante (por su carisma y su rudez) en la NBA, marcando una era memorable en la historia del baloncesto. Dirigidos por el carismático entrenador Pat Riley al principio de la década, los Knicks alcanzaron las finales de la NBA en 1994, liderados por la leyenda Patrick Ewing, junto con jugadores como Charles Oakley, John Starks, Anthony Mason y una serie de veteranos secundarios (Greg Anthony, Xavier McDaniel, Charles Smith, Doc Rivers, Rolando Blackman y Derek Harper entre otros) que magnificaron un conjunto que había perdido durante veinte años la estela ganadora que les acompaño en los años setenta (llegando a hacerse con los campeonatos de 1970 y 1973).
Esta temporada quedó grabada en la memoria de los aficionados gracias a una emocionante serie de finales contra los Houston Rockets, que lamentablemente terminó en derrota para los Knicks en el séptimo y decisivo partido.
Los años 90 también fueron testigos de una intensa rivalidad entre los Knicks y los Miami Heat, especialmente en los playoffs. La serie de semifinales de la Conferencia Este en 1995 fue particularmente destacada, con un famoso enfrentamiento entre Alonzo Mourning de los Heat y Larry Johnson de los Knicks en el Juego 5. Esta serie mostró la pasión y el espíritu competitivo que definieron la época.
A mediados de los 90, con Jeff Van Gundy como entrenador, los Knicks continuaron siendo una fuerza a tener en cuenta en la liga. En 1999, el equipo llegó nuevamente a las finales de la NBA, esta vez liderado por jugadores como Latrell Sprewell, Allan Houston y Marcus Camby. Sin embargo, se encontraron con los San Antonio Spurs en las finales y fueron derrotados en cinco partidos, quedándose a las puertas del ansiado campeonato.
Esto es, grosso modo, el relato cronológico de lo que fueron los Knicks durante estos años de ardor guerrero que el autor Chris Herring narra con una soltura adictiva que logra meterse en los entresijos de una franquicia en continua tempestad que vio como la fiereza de este equipo marcó una época, tan solo lastrada por la eclosión ganadora del gran fenómeno de la NBA y, quizás del deporte mundial: Michael Jordan.
En suma, un libro certero, ágil, rico en contenido y no solo hecho para los fans de los Knicks, sino para todos los aficionados al baloncesto y, en forma medida de una época como los noventa que poco a poco va a trasladando en la obra artística a los manidos ochenta. Una obra sobresaliente.
Redacción: Juan A. Ruiz-Valdepeñas