El director
David Jiménez
Libros del K.O.
“La diferencia entre literatura y periodismo es que el periodismo es ilegible y la literatura no es leída”.
Oscar Wilde
El periodismo puede que sea una de las profesiones más idealizadas a lo largo de los años. Bien es cierto que, durante mucho tiempo ha sido un factor de control al poder político y económico de primer orden. Gracias a muchos periodistas se han levantado escándalos y cambiado el rumbo de los acontecimientos históricos.
Si bien esto es así, resultaría ingenuo, no ver como desde hace años, la profesión (al igual que muchas otras), se encuentra absolutamente irrigada por los efluvios de influencias de lo que ha venido a denominarse establishment. Este hecho, viene percutiendo sobre numerosas redacciones a lo largo y ancho del mundo, al igual que la devaluación de la profesión y el despido masivo de profesionales viene siendo característica desde el tiempo en que las grandes corporaciones controlan los medios y éstas, a su vez, tienen gran influencia sobre el poder político. Si a todo esto le sumamos la irrupción del mercado digital y la propia crisis económica y social iniciada en el año 2009, nos encontramos ante un panorama de la profesión periodística realmente duro.
Toda esta serie de hechos, en mixtura con las particularidades locales de nuestro país (corrupción política y económica), dan como resultado este vibrante, intenso y descarnado diario del año como director de el periódico El Mundo, de David Jiménez, quien accede a él tras la destitución del tan emblemático como polémico Pedro J. Ramírez y Casimiro García Abadillo.
En este relato biográfico, además de desprender el halo utópico del periodismo, se desgrana con precisión quirúrgica todas aquellas cuestiones que están pudriendo paulatinamente el entramado periodístico actual, donde la objetividad queda a merced de los intereses del IBEX 35, el poder político y todo ello embriagado con el pestilente hedor procedente de las “cloacas del estado” (tan actual en estos últimos meses).
En suma, un libro necesario, vigoroso, que engancha en su narración a la par que repele leer lo que está contando.
Juan A. Ruiz-Valdepeñas