Reseña libro Glanbeigh de Colin Barret
Sajalín Editores
“Considerad vuestra simiente:
hechos no fuisteis para vivir como brutos,
sino para perseguir virtud y conocimiento.”
Dante Alighieri
Los siete cuentos que componen “Glanbeigh” huelen a pintas derramadas por mugrientas moquetas de pub repletas de sueños rotos y astillas de esperanzas frustradas. Relatos descarnados de firme observación y atroz narrativa que nos sumergen con prístina nitidez en el asfixiante entorno de un pueblo en el que no hay escapatoria, donde las calles se inundan de regueros de desesperanza y violencia. Sin salida y sin retorno. Una eterna espiral que aprieta sin llegar a ahogar (bueno, en ocasiones sí) a los protagonistas de estos lacerantes cuentos. Sirva como ejemplo este extracto de Diamantes: “Bajo luces fluorescentes desgranábamos las historias de nuestras interminables cagadas. Escuchaba y hablaba, escuchaba y hablaba, y seguía regresando”.
Siete postales monocromáticas que nos ofrecen un fiel reflejo gracias a una prosa que se pone en el pellejo de esta galería de personajes que sobreviven con empleos precarios o directamente a través de actividades ilícitas donde los callejones sin salida que se van topando son, en realidad, el inmenso callejón en que andan metidas sus vidas.
Libro absolutamente recomendable, donde el “duro y a la encía” se convierte en narrador omnisciente en cada una de las páginas que, se leen con fruición, avidez y angustia, y tal como dijo el filosofo alemán Heidegger: “La angustia es la disposición fundamental que nos coloca ante la nada”.
Juan A. Ruiz-Valdepeñas
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