Desde que se editara su último LP en septiembre de 2017, “Salvavida (de las balas perdidas)”,
la banda burgalesa La Maravillosa Orquesta del Alcohol no ha parado de subirse a escenarios de salas y festivales para tocar en directo sus canciones. Ahora cuando acaban de anunciar el fin de gira en Madrid y Barcelona hablamos con ellos.
Hace unas semanas habéis recorrido Burgos tocando de forma gratuita por pueblos a los que apenas llega la música y la cultura. A juzgar por las fotos la acogida ha sido brutal, ¿cómo ha sido la experiencia?
Nacho: Ha sido uno de los momentos más emocionantes que hemos vivido como grupo.
Llevábamos tiempo sin tocar en directo y, antes de retomar la gira y los festivales, queríamos volver a tocar las canciones así, de tú a tú, en nuestra ciudad y poder dar visibilidad a estos pueblos que cada día están más despoblados.
¿Cómo surgió esta pequeña gira por la España vaciada?
Nacho: La cultura no puede ser un privilegio para los habitantes de las grandes ciudades.
Somos de Burgos, vivimos muy de cerca la problemática de los pueblos vacíos, de las pocas posibilidades de acceder a muchos servicios y recursos para mucha gente del medio rural.
Simplemente queríamos poner nuestro granito de arena, poniendo la lupa con nuestra música.
Y más allá de las fotos y los vídeos, ¿cómo ha sido el trato con la gente de los pueblos? ¿Qué os han comentado de esta gira?
Nacho: Te lo puedes imaginar. La gente nos agradecía todo el rato que estuviéramos allí. Y nosotros sólo queríamos agradecer a nuestra tierra y devolver con estos conciertos (y ojalá más en el futuro) todo el apoyo que se nos ha dado hasta ahora.
¿Y estáis satisfechos con lo conseguido? ¿Creéis que de alguna manera se ha hablado de la falta de cultura en gran parte de nuestro país?
Nacho: Nunca es suficiente. Nosotros no podemos cambiar el mundo, somos un grupo de música. Últimamente está habiendo muchas movilizaciones y los jóvenes se están organizado para intentar cambiar las cosas. Esperamos que los políticos también respondan con lo que les corresponde. Pero mira, que estemos hablando en esta entrevista de ello, ya es un pequeño paso adelante.
Sois un grupo que siente un gran apego y compromiso por su tierra. Muestra de ello es esta gira o canciones como “Campo amarillo”, ¿hemos pecado en este país de olvidarnos de nuestros pueblos?
Nacho: Todos lo hemos hecho. Supongo que el progreso trae también estas contradicciones y este “menosprecio” a lo rural. Por eso alegra ver que muchos jóvenes están concienciados con recuperar y valorar todo lo que nos ha dado el medio rural.
¿Por qué creéis que es tan importante no olvidar de donde uno viene?
Nacho: Te mantiene en tierra. Tú eres el resultado de tu familia, tus amigos, las calles donde has crecido…
En estos años en los que habéis girado por todo el país, actuado en festivales y compartido escenario con cientos de grupos, ¿habéis apreciado una falta de sinceridad en la música? ¿Hay demasiado voz de anuncio y reflejos?
Nacho: Como en cualquier otro sector. Vivimos tiempos en que todo se compra y se vende, todo es mercancía. Pero un trabajo de cara al público acentúa la falta de honestidad cuando no la hay. También hay muchísimos grupos dejándose la piel en la carretera y el local de ensayo.
¿Serías capaz de hacer música sin compromiso?
Nacho: Nosotros estamos comprometidos con nuestras canciones y con la manera que tenemos de entender este oficio. No sabríamos hacerlo de otra manera.
¿Qué es lo que hace para ti grande a una canción?
Jacobo: Depende de muchos factores pero para mí uno indispensable es que te emocione, que sientas cómo tu cuerpo reacciona, tu corazón late más rápido y se te ponen los pelos de punta.
¿Cómo surgió la colaboración con Raül Refree? ¿Qué tal habéis estado juntos en el estudio?
Jacobo: Hemos tenido en mente a Raül desde hace mucho tiempo y justo el verano pasado coincidimos en el Rock al Parque de Colombia. Allí empezamos a charlar y por fin hemos podido trabajar juntos. Ha sido un lujo y nos sentimos muy afortunados de compartir esos pocos días en el estudio con él.
“Colectivo Nostalgia” es el primer fruto de esta colaboración y su acogida ha sigo enorme, ¿qué siente uno cuando los demás hacen suyas tus canciones?
Nacho: Es muy emocionante saber que una canción del grupo le puede llegar a la gente como nos han llegado tantas otras a nosotros. Hay canciones que nos han mejorado la vida. Si una nuestra puede hacer una décima parte de lo que algunas han hecho por nosotros, ya ha valido la pena.
Me llama la atención la referencia al Migue, algo que también ha sorprendido a muchos. ¿Crees que es un artista que se merece un mayor reconocimiento del que ha tenido hasta ahora?
Nacho: Los Delincüentes nos dejaron muchas grandes canciones. Su primer disco fue una maravilla y creo que supuso una pequeña revolución, al estilo del primero de Veneno.
¿Y qué opinión tienes de la industria musical hoy en día en nuestro país? ¿Os habéis tenido que enfrentar a muchas condiciones laborales más que cuestionables?
Jacobo: La verdad es que hay de todo y ves de todo; desde gente que se aprovecha y sangra a los grupos hasta gente que apuesta por las bandas desde el principio acompañándolas y apoyándolas con gran implicación. En nuestro caso somos muy afortunados de tener a un equipo que hemos elegido nosotros y con el que trabajamos en todo momento en la misma dirección.
Últimamente vemos como el marketing y los medios están llevando al Olimpo a determinados artistas quizá poniendo su imagen por delante de su talento, ¿cómo veis todo esto que estamos viviendo en la música?
Jacobo: Lo vemos con preocupación y desencanto por un lado y por otro esperamos que las propuestas honestas perduren. Hay grandes artistas detrás de campañas muy caras y muy mediáticas, pero cuando no es así y lo que menos importa de todo es la música, duele.
¿Y qué os parece lo que el Primavera Sound ha definido como #TheNewNormal, el ensalzar géneros que hasta ahora habían estado peor considerados como el reggaeton? ¿De verdad crees que merece la pena hacerlo o simplemente es un intento más de vender entradas?
Jacobo: Cada uno es libre de decidir su cartel, cuánto arriesga, lo que hace con él y la manera de venderlo.
Nacho: Pero suena a un intento de vender más tickets, ¿no te parece? Ojalá hubiera una vertiente real de llevar a los festivales la música popular latinoamericana. Y la nuestra. Ojalá.
“Himno nacional” me ha acompañado desde que salió y me ha ayudado, en cierta forma, a comprender muchas de las cosas que pasaban a mi alrededor ¿La gente empieza a ser consciente de nuevo del poder de su voz? ¿Hemos estado dormidos mucho tiempo?
Jacobo: La crónica social y la protesta a través de la música siempre ha estado ahí, para nosotros forma parte de nuestra manera de expresarnos. Puede que nos estemos cansando de muchas cosas heredadas y establecidas como “normales” y activando un pensamiento más crítico. Creo que gran parte de nuestra generación está dejando de mirarse el ombligo, levantamos la cabeza y nos enfada lo que nos toca vivir y lo que vemos alrededor. Hay muchas vendas por quitar, mucho que tenemos todos que aprender , reeducarnos y cambiar, pero se está saliendo a la calle y eso es importante
Todos tenemos mil demonios en la cabeza y a veces es imposible no dejarse llevar por ellos y asumir la tristeza como si fuera nuestra, ¿cómo luchas contra ellos? ¿Qué papel juega la música en ello?
Nacho: Esto deberíamos preguntárselo a David. Tiene una sensibilidad especial para poner palabras a esos sentimientos y pensamientos que tantos tenemos. Yo sólo puedo decirte que la música nos salva. Da respuesta o, al menos consuelo, a muchas dudas.
¿Estáis orgullosos de vuestro camino en la música hasta ahora?
Jacobo: Totalmente. Habremos hecho cosas mejores y peores, como todo el mundo, pero la independencia y la libertad con la que lo realizamos y ver los resultados de mucho esfuerzo diario es una satisfacción enorme.
Os habéis convertido para mucha gente en la banda sonora de su día a día, poniendo voz a muchos de sus problemas e incertidumbres, ¿habéis sentido eso vosotros?
Nacho: Somos conscientes de que nuestra música acompaña a mucha gente. Es lo que da sentido a todo esto, al trabajo diario y a los días sin dormir.
Sergio Merka