Crónica Sam Smith en Madrid
No hubo lleno absoluto anoche en el Wizink Center, pero los aproximadamente 9.000 espectadores que el británico Sam Smith congregó en Madrid, pudieron disfrutar de un bello espectáculo en la que la voz del británico fue la responsable.
El londinense, que ha encandilado a sus seguidores con tan sólo dos álbumes y un Ep, ofreció un concierto sin grandes parafernalias ni excesos. Lo más llamativo: una pirámide triangular que a veces se abría lentamente y una pasarela también triangular que hacía de escenario y que permitía una cercanía total con su público. Ésto, junto con discretos juegos de luces y el suave confeti rojo que llovía lentamente en “Stay With Me”, bastaron para adornar la privilegiada voz del joven londinense.
Como él mismo afirmó casi al principio del show: “Sé que mis canciones son tristes, pero espero que salgáis felices del concierto, y hasta haceros bailar”. Y lo de bailar, lo consiguió discretamente en algunos momentos como “Money on my mind” o el cover del dúo Disclosure “Omen”.
Hubo momentos en los que sus músicos fueron los protagonistas, con varios solos de chelo y piano. Sus acompañamientos vocales, un hombre y tres mujeres, lo arropaban a la perfección temas como “Like I can”, “Midnight Train” o “Him”, siendo los absolutos protagonistas en “Baby, you make me crazy”.
Quizá el instante más emocionante de la noche vino en los bises, cuando Sam Smith interpretó “Palace” subido a una dorada escalera de caracol junto a una de sus vocalistas femeninas sobre el escenario.
Sam no posee grandes dotes de showman, sino que canta desde su propia intimidad y consigue llevarte con él. Y lo de anoche fue un bonito ejemplo de un directo que supera y engrandece un álbum de estudio.
Redacción: Mónica Arévalo